lunes, 28 de enero de 2019

Sabías demasiado

Sabía a mediodía entre sus manos.
Retaba cada paso, como solía hacer con la marea. Morena, miraba a la cala que llevaba su nombre, vibrando entre sonrisas de un otoño no planeado. Con sus suspiros, coloreaba los granos de arena mientras le bailaba suave al viento.

Sabía a atardecer decorando puestas de sol con su mirada. Ponía en pie todas las flores de mayo, sorteaba viajes hacía laderas de ensueño, enseñaba a planear con el alma en vilo. Conseguía asaltar precipicios con una mueca, era capaz de restarle horas al reloj de pared.

Sabía demasiado, como el chocolate en una noche de invierno, como el dolor en el rostro de los pasajeros en cada estación de tren. Tocaba música con el movimiento de sus caderas, le dedicaba poesías a la luna, sonrojaba con su magia el fuego de las chimeneas.

Sabías demasiado...

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