lunes, 11 de julio de 2016

Dispara hacia dentro

El viento vuelve a hablar de pisadas,
de playas sin describir las madrugadas.
Me saben a torturas las miradas
que con ansias de agrandar primaveras,
cargan las espaldas que abrazo entre mis páginas.
Mientras escucho de fondo a la luna,
caigo de nuevo en ese pozo de consonantes que no cuadran y por primera vez envidio a las esdrújulas por la manera en la que brillan.
No puedo galopar frente a frente al aluvión  de caricias que sin hacer honor a su nombre rodearon mi Lucero.
Sospecho de las nubes a media noche, no me fío del vacío bienestar de un café solo sin hielo.
Reniego del calor de los domingos si sus manos no aconsejan a mis sentidos, no olvido presentar las quejas que los jueces aceptaron junto a esa manía de interrumpir abrazos.