Aún soltándonos
quedamos entrelazados
con algún que otro beso
mal dado
y los dedos congelados
se calientan
con sus manos o con otras
las luces oscurecen los tejados
y las deudas con el tiempo
han dejado en paro a nuestro reloj
que enfadado nos ha robado
el deseo de volver a biencomernos
digamos que es invierno
y por suerte este infierno
sera frío.