jueves, 18 de febrero de 2021

Dos cafés más.

Refugiando entre cortinas la luz de tus pestañas, aprendiendo a gatear por si resbalas. Sabiéndonos lucero en el reflejo del agua, arropándonos en el mar cada mañana...


Dos cafés más y despierto.
Otro susurro, no recuerdo que la vida estuviese destinada a colorear cuentos del tamaño de tu sonrisa, como quien pretende no entender que para volar se hizo de noche.

Los gritos en la calle hablan del amor, desnudo y sin miedo, que a veces golpea entre muros de contingencia a quienes se atreven a despegar los párpados. O de la dulzura con que el rocío camufla las imperfecciones de unos pétalos sorprendidos por el verano.

Dos porqués más y devuelvo, el arte de entregar de mano en mano la verdad, por si decide quedarse a vivir en un campo que hace tiempo se olvidó de florecer.

lunes, 8 de febrero de 2021

Al verde me recuerdas

Acabo de entender, que todo comenzó con el verde, de sus ojos o de ese vestido destinado a refugiar sueños... haciendo imperativo el volar a oscuras, el correr despacio.


Destinada a redactar tormentas en cada uno de mis epitafios, el reflejo de su iris que nunca entendió de metas marco el camino de un naufragio anunciado.

Las melodías cambiaron sus registros por talleres de reinserción, donde cada sábado la nostalgia se moldeaba con cafés, hinchados de muchas palabras y pocas letras.

Acabo de entender, porque el verano fué prisión o liberación para unos labios acostumbrados a bailar sin guión, describiendo a la cintura como exilio, en su viaje al corazón.

viernes, 5 de febrero de 2021

La ves.

Serena, su mirada se desliza.

Entre reflejos, creados por la sombra de su espalda desdibujando realidad. Allí donde lanzó al mar la última vez que fué canción.

La ves, la manera en que rodea sus caricias como quien responde al horizonte libertad. Deshaciendo nudos con la mirada, persiguiendo la locura, mientras planea asaltar con maestría la forma en que la marea esquiva la rutina.

Morena la piel se eriza.
El vértigo ha acomodado los suspiros en colchones de infarto y hoy descifra en sus manos el secreto de la felicidad.

(La ves, la suavidad con que los rayos de luz le invitan a bailar hace que sea más fácil respirar.)